In Baltic tradition, the sun is seen as feminine, drawn across the sky by the Goddess Saule. Baltic countries have the Baltic Sea to the west, so sunset and the sea are always together. When the sun sets, ancient Latvian songs (called "dainas") say that she sinks into the sea, into a parallel world to ours, which might be where we go when we dream. The dainas refer to the brilliant column of light the setting sun creates on the surface of the sea as "the path," understanding that it is a path we can send our sorrows our worries, and our prayers down to reach the sun as she sinks into the sea. The sun, in turn, takes our prayers to the Underworld and we are cleansed through our dreams, emerging with the sun into a new day; Saule in this way represents rebirth.
The Path on the sea has always been important to me; when I swim in the sea I prefer it to be directly in the Path, and I've always instinctively prayed into this Path. It feels like such a sacred moment, and perhaps one that resounds in me from the ancestral realm.
In this painting, the figure has red hair (red is the symbolic color of the sun in some Baltic interpretations), and holds an amber necklace with the ancient sun symbol on it.
It should also be noted the sacredness of amber, ancient fossilized tree-sap that is known to wash up on the shore of the Baltic sea. Folklore says it is pieces of the broken palace of Jūratė (goddess of the sea), representing her downfall and her sorrow. Folklore also says it's deeply healing, and many protective amulets and talismans are made with it.
This painting was my attempt at making something loosely inspired by two of my favorite illustrators: Ivan Bilibin (for the color palette and clouds) and Alphonse Mucha.
En la tradición báltica, el sol se considera feminina, tirado a través del cielo por la Diosa Saule. Los países bálticos tienen el mar Báltico al oeste, por lo que la puesta de sol y el mar siempre están juntos. Cuando el sol se pone, las antiguas canciones letonas (que se llaman 'dainas') dicen que se hunde en el mar, en un mundo paralelo al nuestro, y que podría ser a donde vamos cuando soñamos. Las dainas se refieren a la brillante columna de luz que el sol poniente crea en la superficie del mar como "el camino", entendiendo que es un camino por el que podemos enviar nuestras penas, nuestras preocupaciones y nuestras oraciones para alcanzar el sol mientras se hunde en el océano. El sol, a su vez, lleva nuestras oraciones al Inframundo y somos limpiados a través de nuestros sueños, emergiendo con el sol a un nuevo día; Saule de esta manera representa el renacimiento.
El Camino en la superficie del mar siempre ha sido importante para mí; cuando nado en el mar prefiero que sea directamente en el Camino, y siempre he orado instintivamente en la dirección de este Camino. Se siente como un momento tan sagrado, y tal vez uno que resuena en mí desde el reino ancestral.
En esta pintura, la figura tiene cabello rojo (el rojo es el color simbólico del sol en algunas interpretaciones bálticas) y sostiene un collar de ámbar con el antiguo símbolo del sol.
También se debe tener en cuenta la santidad del ámbar, la antigua savia de árbol fosilizada que se sabe que se encuentra en la orilla del mar Báltico. El folclore dice que son pedazos del palacio roto de Jurate (diosa del mar), que representan su caída y su dolor. El folklore también dice que es profundamente curativo, y muchos amuletos protectores y talismanes están hechos con él.
Esta pintura fue mi intento de hacer algo vagamente inspirado por dos de mis ilustradores favoritos: Ivan Bilibin (por la paleta de colores y las nubes) y Alphonse Mucha.